ANALIZA DIFERENTES TEMAS GENERALMENTE POLÉMICOS DE NUESTRA FE CRISTIANA
PARA MOSTRAR SI TIENEN o NO SUSTENTO BÍBLICO.

"La pregunta principal que nos planteamos hoy es ¿cómo hablar de Dios en nuestro tiempo? ¿Cómo comunicar el Evangelio, para abrir caminos a su verdad salvífica en los corazones de nuestros contemporáneos, a menudo cerrados, y en sus mentes, a veces distraídas por tantos destellos de la sociedad?"... ..."La primera respuesta es que nosotros podemos hablar de Dios porque Dios ha hablado con nosotros. La primera condición del hablar de Dios es, por lo tanto, la escucha de lo que ha dicho el mismo Dios."
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AAA La corrección a Pedro por parte de Pablo ¿deslegitima su ministerio papal? ¿qué muestra la Biblia? ¿Cómo se da la iluminación del Espíritu a la Iglesia para revelarle la verdad de la Fe? ¿Quién bautiza en Espíritu?


Muchos evangélicos dicen que la Biblia muestra que Pedro no puede tener Magisterio Papal alguno de parte de Cristo pues fue corregido por Pablo en el asunto sobre los paganos y los judíos. Veamos lo que muestra la Biblia acerca de eso.
El pasaje de Gal 2, 11-15 es el siguiente:

"pero cuando Cefas llegó a Antioquía, yo le hice frente porque su conducta era reprensible. En efecto, antes que llegaran algunos enviados de Santiago, él comía con los paganos, pero cuando estos llegaron, se alejó de ellos y permanecía apartado, por temor a los partidarios de la circuncisión. Los demás judíos lo imitaron, y hasta el mismo Bernabé se dejó arrastrar por su simulación. Cuando yo vi que no procedían rectamente, según la verdad del Evangelio, dije a Cefas delante de todos: «si tú, que eres judío, vives como los paganos y no como los judíos, ¿por qué obligas a los paganos a que vivan como los judíos?». Nosotros somos judíos de nacimiento y no pecadores venidos del paganismo."

Eso no descalifica en nada ese Magisterio porque un Papa se puede equivocar en sus actuaciones, pero no en el desempeño del Magisterio. Los hermanos separados confunden las dos cosas. Y esos actos de Pedro tienen justificación pues en ese momento en que la fe cristiana apenas comenzaba a salir de su ambiente meramente judío, ante las diferencias y enemistades entre judíos y paganos neo-conversos, en donde los judíos ven a los paganos como indignos porque no se acogen a las normas de su fe, y los paganos los rechazan por esas actitudes que consideran discriminatorias creándose enemistad entre ellos, Pedro lo que trata en esa circunstancia es de no ofender ni molestar ni a unos ni a otros. Por eso dice la carta que "se alejó de ellos y permanecía apartado por temor (a no herirlos o disgustarlos) a los partidarios de la circuncisión".

Esa es la misión de un pastor o jefe universal de la Iglesia, no tomar parte ni por unos ni por otros sino tratar de que las cosas no se salgan de madre, como popularmente se dice, y es lo que trata de hacer Pedro estando con los paganos antes y estar con los judíos después.

Es una situación parecida a lo que sucede hoy por ejemplo entre los nuevos grupos nacidos del Concilio Vaticano II y los de antigua tradición tridentina, que siendo todos legítimos, y habiendo recelo por parte de los de la antigua tradición por lo que algunos de ellos consideran "abusos litúrgicos" de las nuevas realidades, el Papa trata de conciliar con unos y otros sin descalificar a ninguno porque estaría en contra de su misión de mantener y ser garante de la unidad de la Iglesia, y trata por otros medios diferentes al enfrentamiento o exacerbación de los ánimos el mantener la concordia, predicando acerca de la legitimidad de unos y otros.

Pero hay muchas pruebas de que en la Biblia se muestra que el Magisterio de Pedro, incluso en este mismo asunto, es legítimo. En Hechos de los Apóstoles Lucas relata el episodio en el que Pedro dice que el Señor finalmente le revela en la visión del manto de las cuatro puntas donde le pide comer los alimentos que los judíos consideran impuros, que no debe despreciarse a los no judíos de la Iglesia a los que también envía su Espíritu.

Este es el pasaje:
Pedro en casa de Cornelio: "les dijo: «ustedes saben que está prohibido a un judío tratar con un extranjero o visitarlo. Pero Dios acaba de mostrarme (con la visión) que no hay que considerar manchado o impuro a ningún hombre. Por eso, cuando ustedes me llamaron, vine sin dudar."... ...entonces Pedro, tomando la palabra, dijo: «verdaderamente, comprendo que Dios no hace acepción de personas, y que en cualquier nación, todo el que lo teme y practica la justicia es agradable a El."

Como podemos colegir de este texto, se nota que estos hechos de la visión y la estadía en la casa de Cornelio y estas palabras de Pedro, son posteriores al evento en que Pablo llama su atención.

Y es gracias a este evento y a esta visión, y a que Pedro ve enseguida que mientras habla por su predicación les llega el Espíritu Santo a todos los gentiles presentes en casa de Cornelio (10, 44), que la Iglesia pocos días después reunida en Concilio en Jerusalén, en la que se hace presente el mismo Pablo, decide como cuerpo colegiado en compañía de los apóstoles y los presbíteros de la Iglesia que pudieron estar presentes, gracias principalmente a lo que narra Pedro de sus últimas experiencias en casa de Cornelio (hch 15, 1ss), que en la nueva Iglesia que ellos dirigen no se obligará a los conversos venidos de la gentilidad a guardar los preceptos de la religión judía.

Entonces podemos ver que cuando sucede el evento con Pablo, Pedro aun no ha tenido ocasión de meditar en esa circunstancia que se presenta y es nueva en la Iglesia, pues recuérdese que Antioquía es la primera ciudad después de Jerusalén a donde llega y se funda una Iglesia local, y por eso trata de sobrellevar la situación conciliadoramente sin crear escándalo ni enfrentamientos directos entre las partes, lo que Pablo interpreta como un error.

Pero la primacía de Pedro se hace evidente porque es a el a quien posteriormente al evento con Pablo Dios le revela primero, por inspiración, la verdad al respecto, lo que no hace con Pablo, el que defiende abiertamente a los gentiles porque ese es su apostolado, no porque le haya sido revelado antes a el. La de Pablo en ese momento es mas una cuestión que asume como personal porque siente que los discípulos que el está llamado a traer y ha traído a la Iglesia, están siendo algo así como menospreciados por Pedro al interpretar Pablo que les está dando menor importancia al acompañar a los judíos y separarse de los gentiles. Se nota en su actitud, a la luz de los hechos posteriores que acabo de narrar, que su reacción es mas fruto de las susceptibilidades que se generan en un pastor o apóstol algo impulsivo como Pablo, que ve como su apostolado puede ser tratado como de segunda categoría en la Iglesia, y por eso lo defiende  instintivamente, y por eso su reacción.

Pero ya en el Concilio de Jerusalén en donde se está tratando el tema a fondo, Pedro y los demás apóstoles finalmente en conjunto deciden ratificar el no obligar a los no judíos a cumplir las normas de esa religión, y en eso influye grandemente Pedro al exponer lo que el Señor le ha revelado hace poco y de lo que fue testigo y causante al venir el Espíritu a los gentiles con su predicación.

Así que ese pasaje en que Pablo “corrige” a Pedro, el que generalmente traen a colación para deslegitimar el Papado, no descalifica el Magisterio de Pedro sino todo lo contrario, lo hace mas evidente porque muestra mas claramente que Dios le da a Pedro la primacía revelándole primero las cosas como deben ser en su Iglesia y en la fe católica.

Pero hay que tener en cuenta aquí otro aspecto mucho mas relevante y fundamental que el episodio con Pablo, y es que en los textos citados se muestra como se da realmente la iluminación del Espíritu para revelar a la Iglesia la verdad acerca de la fe cristiana, lo que hace primero a Pedro y sus sucesores como ya hemos visto, y a los obispos en comunión con el. 

Fijémonos en que esa inspiración o iluminación del Espíritu Santo a la Iglesia, en este caso con la visión y las palabras que escucha Pedro, estas son perceptibles y entendibles perfectamente por Pedro, y no hacen parte de la mera imaginación o razón humana, y es producto de que antes ha recibido el Espíritu como efectivamente vimos que lo recibió en Pentecostés, viviéndolo como una experiencia real de vida. Pedro no llegó a vivir esta inspiración o iluminación real del Espíritu sin vivir antes la experiencia pentecostal que es la única experiencia que nos concede el nacer de nuevo del agua y del Espíritu. El Espíritu ni su iluminación se reciben sin vivir antes esa experiencia de vida como los apóstoles en Pentecostés, como dicen muchos creyentes, sobre todo los hermanos separados.

Esta inspiración o iluminación del Espíritu solo es posible cuando se ha vivido la misma experiencia de Pentecostés de Pedro y los demás apóstoles, nunca antes. Y esa inspiración previa del Espíritu a la Iglesia es ratificada por los hechos que viven los discípulos cuando en ella creen en Jesús, lo que es mostrado con la venida del Espíritu a los discípulos mientras Pedro hablaba, lo que demuestra además que después de la partida de Jesús a los cielos es la Iglesia la que bautiza en Espíritu en el nombre del Señor, porque El actúa a través de ella, por lo que fuera de ella nunca se puede recibir.

Pongo un ejemplo real: cuando el Papa Pio IX proclamó el dogma de la Inmaculada Concepción en 1.854, la virgen maría se apareció cuatro años después en Lourdes para ratificarlo haciéndose llamar “la Inmaculada Concepción”. Eso sucede siempre con la fe católica, que lo enseñado y revelado por el Espíritu es ratificado por los hechos de fe, ya sea en grandes manifestaciones como la de la Virgen María, o también en hechos que no son tan evidentes aunque solo sean percibidos por solo el fiel que por primera vez ha recibido la revelación de algún misterio que aunque antes ha sido conocido por la Iglesia, el solo lo ha conocido por primera vez en su propio camino espiritual, o es conocido por unos cuantos fieles y no por el pueblo creyente en general.

Este episodio entre Pedro y Pablo y los eventos posteriores analizados son una concreción muy clara de que cuando Jesús dijo a Pedro que «feliz eres, Simón bar Jona, porque esto no te lo ha revelado la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y ahora yo te digo: tu eres Pedro (o sea piedra), y sobre esta piedra edificaré "mi" Iglesia; los poderes de la muerte jamás la podrán vencer. Yo te daré las llaves del reino de los cielos: lo que ates (decidas) en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.», Mt 16, 17-19, se cumple en verdad como se cumplió en todo el ministerio de Pedro, y se cumple hoy en cada uno de sus sucesores.


Por ello nadie puede concluir cosas de la Biblia a la ligera, o por un mero y literal texto aislado, sino que es necesario profundizar en el contexto real en que sucedieron los hechos narrados, y analizar las citas relacionadas con el desarrollo del asunto en otros pasajes posteriores o anteriores, si los hay, para llegar a la verdad última de los hechos narrados inicialmente, lo que desafortunadamente nunca hacen nuestros hermanos evangélicos precisamente por la falta de luz del Espíritu, que es por lo que están incapacitados para llegar a la verdad completa de los Evangelios y demás escritos sagrados, porque solo el Espíritu lleva a ella, como lo demuestra el Señor iluminando sobrenaturalmente a Pedro con la verdad, a la que solo es posible llegar por ella, por iluminación sobrenatural divina que nos llega con la conversión, no por la sola razón, que es la que ellos como separados de la gracia solo usan, y por eso llegan a errores graves de interpretación.