ANALIZA DIFERENTES TEMAS GENERALMENTE POLÉMICOS DE NUESTRA FE CRISTIANA
PARA MOSTRAR SI TIENEN o NO SUSTENTO BÍBLICO.

"La pregunta principal que nos planteamos hoy es ¿cómo hablar de Dios en nuestro tiempo? ¿Cómo comunicar el Evangelio, para abrir caminos a su verdad salvífica en los corazones de nuestros contemporáneos, a menudo cerrados, y en sus mentes, a veces distraídas por tantos destellos de la sociedad?"... ..."La primera respuesta es que nosotros podemos hablar de Dios porque Dios ha hablado con nosotros. La primera condición del hablar de Dios es, por lo tanto, la escucha de lo que ha dicho el mismo Dios."
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AAA "El justo vivirá por la fe" ¿por cuál justicia y cuál fe vivimos? ¿como llegar a vivirla?



"El justo vivirá por la fe", Rom 1, 17. Los hermanos separados dicen, como lo muestra la imagen, que ya son salvos porque en esta frase y en algunas otras parecidas que aparecen en la Biblia, Gal 3, 11; Hb 3, 18, Habacuc 2, 4, se dice que solo por la fe en Cristo vivimos o somos salvos.
Nosotros no discutimos ni pretendemos negar la certeza ni la validez de la frase, Dios nos libre de ello. Lo que pretendemos es analizar palabra por palabra cual es su verdadero significado y como estar seguros de que tenemos la fe verdadera de que habla esa frase en particular y la Biblia en general, y es la que debemos alcanzar para vivir, para ser salvos.

Para ello debemos primero definir qué o quien es la vida eterna que debemos alcanzar, en el entendido de que es algo superior a la vida natural que recibimos al nacer y que solo por la fe en Cristo podemos obtener.
Jesús dijo "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida", Jn 14, 6. Ello significa que "la Vida" es la persona de Jesús. No es algo abstracto y sin forma o definición concreta.

Y si Jesús es la Vida, ello significa también que solo llegando a ser como Jesús es que podemos tener su misma vida, la eterna que alcanzó para nosotros en la Cruz y con su resurrección que es de lo que trata la fe cristiana. 
Así lo dijo Pablo, que a ser iguales a Jesús, hermanos menores suyos, es a lo que estamos predestinados todos los creyentes en El: 

"a los que eligió también los predestinó a reproducir la imagen de su hijo para que El fuera el primogénito de entre muchos hermanos", Rom 8, 29. 

Allí se nos aclaran los primeros significados de la frase, cuál es la vida que debemos alcanzar, y ello nos lleva enseguida a la primera conclusión: ser justos es ser como Jesús, quien es el único "Justo": 

"Vosotros renegasteis del Santo y del Justo, y pedisteis que se os hiciera gracia de un asesino", Hch 3, 14.

Jesús es el único Justo, alcanzamos a ser justos cuando somos como El, lo que ratifica lo que dijo Pablo en Romanos 8, 29 y ya hemos citado. Por ello dijo Jesús: "busca primero el Reino de Dios Y SU JUSTICIA y todo lo demás os vendrá por añadidura", Mt 6, 33.

"Justicia" viene de "Justo". La Justicia del Reino de Dios es la misma persona de Jesucristo, quien dándose a nosotros en la Cruz nos lleva a vivirla en plenitud cuando lo seguimos y creemos en Él. Jesús es un modelo de persona que debemos poco a poco replicar en nosotros mismos para que lleguemos a ser como El, que es el único objetivo de la fe cristiana, como ya hemos visto.

Ahora ¿en qué consiste ser como Jesucristo? Para tratar de contestar esa pregunta debemos remontarnos a su Bautismo. 

"Sucedió que cuando todo el pueblo estaba bautizándose, bautizado también Jesús y puesto en oración, se abrió el cielo, Y BAJÓ SOBRE EL EL ESPÍRITU SANTO en forma corporal, como una paloma; y vino una voz del cielo: «TÚ ERES MI HIJO; YO HOY TE HE ENGENDRADO.»", Lc 3, 21-22.

He resaltado en mayúsculas las palabras del Padre acerca de Jesús: "Tu eres mi Hijo, yo hoy te he engendrado". Dice el Padre que en ese momento engendró a Jesús. Y he resaltado también el hecho central del pasaje, que le ha enviado el Espíritu Santo para habitar en su Hijo, lo que todos vieron. 



Ello quiere decir que cuando recibimos de esa misma forma visible el Espíritu de Dios somos engendrados como hijos de Dios. Y solo al vivir esa experiencia real llegamos a ser como Jesucristo. En eso consiste ser como Jesús. No imitarlo en sus actos externos (predicar o bautizarse en un río, por ejemplo), sino ser interiormente como Jesús, teniendo su mismo Espíritu, que nos hace pensar, sentir y actuar como Jesús pues El solo pensó, dijo y actuó lo que el Espíritu Santo le inspiraba. Es algo que debe venir desde nuestro interior y se manifiesta en nuestras palabras y actos. Solo después de vivirlo tiene nuestra predicación alguna eficacia salvífica para los demás.



¿Y cuando los discípulos de Cristo recibieron el Espíritu Santo de esa misma forma visible? En Pentecostés, después de ser elegidos por El, seguirlo como miembros de su Comunidad o Iglesia, y creer a su predicación durante tres años continuos.



"Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban. SE LES APARECIERON UNAS LENGUAS COMO DE FUEGO que se repartieron y SE POSARON SOBRE CADA UNO DE ELLOS; QUEDARON TODOS LLENOS DEL ESPÍRITU SANTO y se pusieron a hablar en otras lenguas, SEGÚN EL ESPÍRITU LES CONCEDÍA EXPRESARSE.", Hch 2, 1-4.


Tenemos aquí la misma experiencia de Jesús en su Bautismo. Sus discípulos viven la misma experiencia de recibir visiblemente y quedar llenos del Espíritu de Dios para expresar lo que El les inspire de las maravillas de Dios. Ya piensan, hablan y hacen lo que el Espíritu les dice e inspira, como lo hizo Jesús. Ya son en todo, menos en el pecado, semejantes a El. Ya son justos como Jesús. Ya han sido "justificados", hechos "justos", por el Espíritu de Dios. Ya tienen la misma Fe, con mayúsculas, del Justo. Este es el Evangelio vivo de que habla Rom 1, 16, el versículo anterior a la frase que estamos analizando, porque el Evangelio que salva no es el escrito sino el que le transmite el Espíritu directamente al predicador: "Pues no me avergüenzo del Evangelio, que es una fuerza de Dios para la salvación de todo el que cree: del judío primeramente y también del griego. Porque en él se revela la justicia de Dios, de fe en fe, como dice la Escritura: El justo vivirá por la fe."

Y la pregunta fundamental es ¿como llegamos a ser HOY como Jesús? ¿Cómo y donde podemos vivir hoy esa misma experiencia de los Apóstoles para tener la misma Fe de Cristo y ellos?

Jesús les dijo a esos mismos Apóstoles que "el que a ustedes escucha a mi me escucha", Lc 10, 16. Si escuchamos a los dirigentes de su Iglesia vivimos la misma experiencia de los Apóstoles de escuchar a Jesús en persona. Muchos discípulos del Nuevo Testamento no conocieron a Jesús en persona sino que lo siguieron y creyeron a través de los Apóstoles, de su predicación, como miembros de su misma Iglesia. Y podemos ver en varios pasajes que llegaron a recibir el Espíritu de la misma forma manifestada que Jesús y los Apóstoles:

"Estaba Pedro diciendo estas cosas cuando el Espíritu Santo cayó sobre todos los que escuchaban la Palabra", Hch 10, 44.

"Y, habiéndoles Pablo impuesto las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo y se pusieron a hablar en lenguas y a profetizar.", 19, 6.

Nótese que el Espíritu llega a Cornelio y a todos los de su casa, y a los discípulos de Pablo, sólo cuando les está hablando Pedro o les impone las manos Pablo. No están esos discípulos leyendo el Nuevo Testamento porque aún no existe, ni leen tampoco el Antiguo Testamento, lo que demuestra que "la Palabra" de que habla el texto es la predicación de la Iglesia, no la escrita. Y que no es la Biblia sino la Iglesia la que transmite el Espíritu ya que es por su predicación (Jn 17, 20-23) y por sus actos (sacramentos, Jn 6, 54; 20, 23) que el Señor les envía el Espíritu a los que en su misma Iglesia lo siguen.

Eso fue lo que dijo Jesús al enviarlos a predicar su Evangelio vivo: 

"Y les dijo: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. EL QUE CREA y SEA BAUTIZADO, SE SALVARÁ; el que no crea, se condenará.", Mc 16, 15-16.

Nótese que el "ser bautizado" de que habla este texto sucede automáticamente al creer a la predicación que hacen los Apóstoles, los dirigentes de la Iglesia que en persona formó Cristo hace dos mil años.

Este Bautismo de que se habla aquí es una consecuencia interior de realizar el acto de creer a la predicación, porque ella es la que nos transmite al creerla, poco a poco, la Gracia que nos lleva en algún momento de nuestro caminar, de tanto creer, a recibir el Bautismo en Espíritu de que habló Juan el Bautista: 

"Y proclamaba: «Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo; y no soy digno de desatarle, inclinándome, la correa de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.»", Mc 1, 7-8.

Notemos que se habla de otro Bautismo diferente al Rito, el del Espíritu. Y dice que Juan bautizaba en el Rito, pero que Jesús bautizaría en Espíritu. Y lo hizo con su predicación pues El nunca hizo bautismos con agua. Los Apóstoles que lo siguieron y creyeron a su predicación quedaron finalmente bautizados en Espíritu en Pntecostés por seguirlo durante tres años como miembros de su Iglesia única. Judas que pecó contra Jesús y se salió antes no lo recibió. 

El mismo Jesús dijo a sus Apóstoles antes de Pentecostés que en pocos días serían bautizados en Espíritu

"Mientras estaba comiendo con ellos, les mandó que no se ausentasen de Jerusalén (figura de la Iglesia), sino que aguardasen la Promesa del Padre, «que oísteis de mí: Que Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados en el Espíritu Santo dentro de pocos días», Hch 1, 5.

Ello demuestra que en el texto de Marcos que hemos citado -ni en Mt 28, 16-20- se habla del Rito del Bautismo, sino del Bautismo en Espíritu que es el que envía Jesús a comunicar a su Iglesia.
Y prueba también que el Bautismo cristiano no es solo un Rito sino que comprende desde el Rito hasta el Bautismo en Espíritu, hasta la manifestación visible del Espíritu Santo vivido como experiencia real, y que es el que nos comunica definitivamente la salvación. Por ello dice el texto de Marcos "el que crea y sea bautizado se salvará"porque al creer en el corazón (no es algo solo racional) a la predicación recibimos la Gracia que nos va transformando poco a poco en alguien como Jesús, y que sumada una tras otra de tanto creer nos llevan finalmente a recibir el sello del Bautismo en Espíritu que es el que nos comunica o certifica la salvación. Por ello antes de vivir el Bautismo completo, hasta su plenitud en el Espíritu, en realidad no estamos salvados aún.

El Bautismo en Espíritu es el que nos comunica entonces la Fe adulta, con mayúsculas, porque es la culminación del proceso de adquirirla, la que se concreta al hacernos uno con Jesús por medio de su Espíritu Santo, de ya ser como Jesús. Antes no tenemos la fe aún, estamos en camino de adquirirla o completarla. Por ello Pablo define la Fe como "La certeza de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven.", Hb 11, 1.

Es certeza de lo que se esperaba porque ya somos testigos presenciales de que Cristo resucitó porque ya hemos recibido su Espíritu, porque ya vivimos su resurrección en nuestro interior: "No soy yo quien vive sino que es Cristo quien vive en mi", como dijo Pablo en Gal 2, 20.
Y ya tenemos, porque la hemos recibido, la prueba de lo que nadie a simple vista y sin la Fe puede ver. Antes de vivir esta experiencia no tenemos certeza ni pruebas de que lo que creemos sea verdad. Por ello creemos por los miembros de la Iglesia que ya lo han vivido antes.

Es el vivir esta experiencia de llegar a ser como Jesús lo que nos "justifica", lo que nos hace "justos" (de allí viene "justificar"), como lo dijo el mismo Pablo: 

Y a los que predestinó (a reproducir la imagen de su Hijo, Rom 8, 29), a ésos también los justificó; a los que justificó, a ésos también los glorificó" -recibiendo la misma gloria de Jesús concediéndonos ser como El, Rom 8, 30-. Solo cuando llegamos a ser como Jesús es que ya somos justos y somos justificados. 

Entonces ya podemos descifrar la frase completa: "el justo vivirá por la Fe". Quien creyendo a la predicación de la Iglesia única que Cristo formó cuando vino hace dos mil años, la Católica, y de esa forma se deje transformar hasta llegar a ser como Jesús y reciba su misma Fe al vivir la experiencia real de recibir su Espíritu como en su Bautismo y en Pentecostés, ya vive porque ha salido de la muerte interior y ya tiene la misma vida de Cristo, la eterna, y es ya justo porque ha sido justificado por su Fe.

Los hermanos separados al estar fuera de nuestra Iglesia pueden llegar a una fe solo racional "sacada" de lo que con su sola razón interpretan de la Biblia, y por ello, por usar un medio equivocado (la Biblia y no la Iglesia) para tener fe nunca llegan a vivir la experiencia de recibir el Bautismo en Espíritu que es la Fe a la que debemos llegar para ser justos y vivir. No es por cualquier fe que logramos vivir, sino por la única Fe en Cristo que existe, la que El estableció y la única que nos permite llegar a ser como El. Y solo cuando lo recibimos vivimos. Por ello la Fe verdadera es un don de Dios, porque por nuestros propios actos o razonamientos no podemos alcanzarla, sino recibiéndola del mismo Dios que se debe hacer presente en nosotros para tenerla. Sin esta fe es imposible agradar a Dios, Hb 11, 6.